Es posible combinar la compra que hacían nuestras abuelas con nuestros ritmos de vida actual. Aunque resulte difícil de creer, lo demuestran los creadores de la web El comprador, una plataforma pionera en España que permite seleccionar los productos deseados, sugiere el mejor precio de entre los diferentes supermercados y te lo lleva a casa.
Como dice el cofundador Àlvaro Díez, «nuestras abuelas iban a diferentes tiendas para coger el producto que consideraban mejor, no sólo por precio sino también por calidad y proximidad». Ahora que muchos no disponen del tiempo para comparar presencialmente, el 2.0 nos acerca esta posibilidad.
El comprador ofrece actualmente más de 30.000 productos que podríamos encontrar en los lineales de los supermercados de grandes cadenas como Carrefour, El Corte Inglés, Mercadona o Caprabo-Eroski, incluidas sus marcas blancas. «Nosotros no cargamos un porcentaje a la compra, simplemente cobramos la entrega», aclaran los fundadores sobre el funcionamiento de la web, que atiende aproximadamente 300 pedidos al mes procedentes de clientes de Tarragona, Baix Camp, Barcelona, Rubí y Sant Cugat, donde sirven por el momento, permitiendo, dicen, ahorros de hasta el 20%.
Además del catálogo de productos de supermercado, El comprador ha querido hacerse con otro distintivo: disponen además de entre 700 y 800 productos de proximidad entre carne (si se quiere, ecológica), lácteos, fruta y verdura de proximidad y ecológica y un horno de pan de leña. «Compramos el mismo producto que comprarías en la tienda del barrio y puedes pedir exactamente cómo lo quieres diciendo a la web lo mismo que dirías al vendedor: el lomo de cerdo de dos colores o uno, los plátanos maduros...», ejemplifica otro cofundador, Josep Maria Vallvè.
El comprador nos quiere dirigir hacia la compra inteligente con un software de desarrollo propio que adquiere el producto al mismo precio exacto que si fueras en ese momento al supermercado. Sin embargo, es el consumidor quien elige en qué momento del día hacer la compra. «Así compras de un modo objetivo, sin hambre, sin niños o por la noche», sugieren los creadores de una web que huye del modelo de las ofertas. «Si las vas cambiando continuamente pierden totalmente su valor».
La plataforma ideada por estos dos tarraconenses se diferencia de operadores de Estados Unidos o Inglaterra, donde este tipo de webs existen desde hace 15 años, con su comparador. Como explica Díez, «el precio es un argumento muy importante a la hora de comprar y estamos acostumbrados a comparar precios para mirar billetes de avión una o dos veces al año pero el ahorro es muy significativo en la compra del día a día». De hecho, los impulsores indican que comparar precios puede suponer reducir «unos mil euros al año por familia».
Estos modelos similares no disponen del software pero atienden también a la proximidad y hacen entregas propias. «Para nosotros esto era fundamental: quien te lleva la compra es nuestro personal y no una subcontrata, lo que permite mayor control», apunta Díez, apoyado por su compañero, quien dice que la entrega «es el único momento de contacto presencial con el cliente y luego obtenemos información muy valiosa».
La logística propia les permite conocer las inquietudes de los consumidores y resolver dudas.
Y es que El comprador propone un cambio sobre un acto tradicional. «Estamos culturalmente programados para ir al súper pero el cambio de chip llega cuando lo explicas personalmente ya que mucha gente ni siquiera se plantea comprar alimentación online», se lamentan y argumentan que para su empresa, que traza también rutas inteligentes, es una «obsesión» algo tan importante como mantener la cadena de frío y que el producto llegue en perfectas condiciones. J. Antonio Además, si alguno de ellos sale mal, la plataforma permite cambiarlo.
Díez y Vallvè se muestran especialmente orgullosos de que 8 de cada 10 de sus clientes repitan experiencia y de que un 40% de los pedidos les lleguen a través de otros clientes. Ahora, quieren consolidarse en las zonas en las que trabajan y, próximamente, crecer. «Es un negocio que, si se prueba, se valida a sí mismo», concluyen.
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