El periódico CINCO DIAS el pasado 7 de octubre hablara de PANRICO y de su agujero. Yo quiero profundizar en su gran agujero
Salarios del equipo directivo de 500.000, 400.000, 300.000 euros al año. Una flota de 28 coches de lujo en renting y, entre otras cosas, una estructura salarial aguas abajo de la plantilla, heredada de los tiempos del boom, que no ha resistido la presión ni de la crisis ni la de las marcas blancas.
Al igual que ocurre con Pescanova, marcas anteriormente admiradas y envidiadas como Panrico y sus mascarones de proa (Donuts, Bollycao, Donettes, La Bella Easo) se derriten y parecen evaporarse como gigantes de barro.
Cuentan los que conocen al consejero delegado de Panrico, Carlos Gila, y trabajan con él que los días antes de anunciar de forma salvaje que dejaba de pagar las nóminas a 4.000 trabajadores de la compañía, repetía a todo el que le quería escuchar: "Me ha tocado, qué le vamos a hacer. Ahora todo el mundo, directivos y trabajadores, tienen que enterarse de que Panrico tiene un problema muy serio. Lo llevo diciendo muchos meses en el consejo. Y es la hora de alarmar".
Es cuestionable la utilidad de tanta brusquedad, pero sin duda el mensaje de alarma ha llegado claro a todos los rincones de la empresa y a toda la sociedad.
Nadie parece quedarse indiferente cuando oye que Donuts pretende despedir a 2.000 trabajadores (el 50% de la plantilla) y deja de pagar los sueldos sin solución de continuidad aparente.
"¿Donuts? Imposible, pero si es un pedazo de marca".
Y es verdad que lo es, posiblemente el único caso en España en el que una empresa, Panrico, tiene en propiedad la denominación de lo que es un genérico en todo el mundo.
Pero dejando de lado, que sin duda las hay, responsabilidades de gestores anteriores y la ambición del capital riesgo obsesionado por la rentabilidad a corto plazo, y que encontraron en Panrico un terreno más que abonado para sus prácticas de burbuja. Dejando todo eso de lado, y es mucho dejar,
¿cuál es el problema acuciante de la empresa? ¿Dónde tiene Donuts el agujero?
La empresa no tiene atada al cuello una piedra descomunal en forma de deuda al estilo Pescanova. No tiene deudas con la Seguridad Social y sus problemas con los proveedores son asumibles. El problema real, el profundo agujero que tiene cercado a Donuts y Bollycao, es una estructura de costes tan brutal que ella sola drena la liquidez que generan las marcas y ha logrado extenuar el negocio.
Una estructura de costes que se adivina en la punta del iceberg de salarios de lujo y coches de pasarela en los que se paseaban hasta ahora los directivos. "Aunque ya no", explican los próximos a Carlos Gila. "Es lo primero que ha eliminado".
Baste un dato para ilustrarlo, manejado por la empresa en las tensas reuniones que ha mantenido con los sindicatos.
En torno al 45% de la venta neta de la compañía se utiliza para pagar nóminas y autónomos. Un nivel insostenible, aseguran en medios cercanos a la empresa, para una compañía industrial como Panrico, que también debe hacer frente a precios crecientes de materia prima, packaging, publicidad, que la colocan en desventaja con las marcas blancas que le arañan mercado.
- La gran distribución llega a vender sus rosquillas (lo que se conoce con el genérico donuts en todo el mundo) por un euro y Panrico no puede hacer lo mismo con sus Donuts por menos de tres.
- En comparación, las compañías competidoras tienen un ratio de coste de ventas sobre ingresos netos de explotación de aproximadamente el 15%.
De hecho, la firma ha puesto encima de la mesa de las conversaciones preliminares que mantiene con el comité de empresa un dato espeluznante.
- Su actividad comercial diaria en su situación actual le genera unas pérdidas de 150.000 euros al día.
- Entre sus costes operativos una parte nada pequeña se la lleva una red de distribución que pasa por ser una de las más armadas de España. Nada menos que 1.800 repartidores se encargan de llevar Donuts del día a tiendas de chinos, panaderías, supermercados, cafeterías e hipermercados.
- La empresa ha dicho en la mesa de negociación, que Bimbo hace lo mismo con 300 personas y Leche Pascual con 800.
- El equipo ilustra la sobredimensión con un dato: las redes de distribución comparables necesitan un coordinador por cada 25 repartidores. En Panrico este ratio es de uno por cada diez.
En Panrico todo el mundo tiene que apretarse el cinturón. Lo harán los directivos, seguro, y los trabajadores. Quienes no lo harán serán las filiales de Canarias y Portugal. ¿Van como un tiro, supieron ajustarse. Es el modelo que hay que seguir en el resto", e
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La crisis de Panrico ha despertado el interés de los grandes grupos de bollería españoles, que se preparan para presentar sus ofertas si la empresa inicia un proceso de venta de activos. Bimbo, el principal competidor de la empresa en el segmento del pan de molde, y Europastry, que también fabrica rosquillas con la marca Dots, se han acercado al grupo para plantear la posibilidad de comprar alguna de sus marcas. "Panrico tiene grandes marcas; es una operación compleja pero aprovecharemos cualquier oportunidad que se nos ofrezca", aseguran fuentes próximas a Bimbo.
Panrico presentó preconcurso de acreedores hace dos semanas, y en los próximos días aplicará un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para reducir la plantilla en 1.914 empleados. También plantea rebajas salariales de hasta el 45% para evitar que la cuenta de resultados del fabricante de Donuts siga arrojando unas pérdidas anuales de más de 50 millones.
Fuentes cercanas a las negociaciones aseguran que, además de Europastry y Bimbo, el grupo Siro -uno de los mayores interproveedores de Mercadona- también quiere quedarse con las plantas de Panrico en las islas Canarias y en Portugal, aunque desde el entorno de la empresa pilotada por Carlos Gila señalan que "no están en venta".
Otro posible interesado es Nutrexpa, que el año pasado compró Artiach, la línea de galletas de Panrico, por 80 millones.
El brutal deterioro de la actividad diaria sufrida por el grupo Panrico durante los últimos años se ha reflejado con absoluta dureza en la valoración de su activo más valioso, sus marcas. De acuerdo con las cuentas de la sociedad de 2011, las marcas Donuts, Donettes y Bollycao, entre otras, no valen más de 57,9 millones de euros, después de haberla aplicado un test de deterioro en 2011.
Las enseñas de la compañía dirigida por Carlos Gila estaban valoradas en la contabilidad de la sociedad a 1 de enero de 2011 en 315 millones de euros. Es decir, las pérdidas contables solo por este concepto fueron en 2011 de 257 millones de euros. Con esas pérdidas, los números rojos a cierre de ese ejercicio fueron de 275 millones de euros con unas ventas estables respecto a 2010, que alcanzaron los 384 millones de euros. Falta conocer aún cual ha sido el test de deterioro aplicado por la compañía en las cuentas del pasado ejercicio, pero como las cuentas de 2012 aún no han sido formuladas, según la empresa, no ha sido posible valorarlo, aunque todo indica que el valor del fondo de comercio de las enseñas será netamente inferior a esos 58 millones de euros y se habría quedado en un valor meramente residual. La incógnita se despejará el próximo miércoles 23, fecha de la próxima reunión de Panrico con sus sindicatos en los que ya les entregará el plan de viabilidad que intenta justificar el ERE para 1.900 trabajadores previsto y las fuertes rebajas salariales.
En paralelo a este dato, los fondos propios de la empresa a 30 de junio, según ha publicado CincoDías de fuentes cercanas a la compañía, se sitúan en 173 millones. Su fondo de maniobra es negativo en 68 millones de euros y adeuda a corto plazo 123 millones; de esta cantidad, el 48% es a proveedores de materias primas y servicios. De la foto fija del primer semestre se deduce que el valor contable de la empresa en términos de activo y pasivo se ha reducido a la mitad en los últimos ejercicios de 657millones en 2010 apoco más de 310 en 2013. En paralelo, ayer una delegación de la Fitag-UGT se reunió con el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete. Según un comunicado difundido por el sindicato, los trabajadores quisieron dejar patente al ministro sus preocupación e inquietud por las "verdaderas intenciones del nuevo fondo de inversiones y actual propietario de la empresa, el fondo de capital riesgo Oaktree. Consideran que detrás de las propuestas del consejero delegado de despedir al 50% de la plantilla y reducir los salarios en más de un 35% a los que queden no hay un plan industrial que pueda justificar tales medidas. La delegación de UGT pidió al ministro que "el Gobierno se implique en la resolución de los problemas de Panrico y que desde su intervención se garantice que los nuevos sacrificios que se les pide a los trabajadores tengan como resultado la continuidad de la actividad económica en esta empresa y por tanto, el mantenimiento del empleo en España".
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