Interesante artículo de MIguel Angel García el pasado 20 enero en EL PAIS pero que em deja muchas dudas sobre una fusión que habría acaparado el 27% del mercado mundial y el 39% del europeo pero por debajo del 29,8% actual de DHL a nivel mundial. Los mercados han recibido bien el fracaso de la operación: las acciones de UPS han subido
Y hace referencia a la trastienda ya que al parecer Bruselas tenía la mosca detrás de la oreja. Un dato le inquietaba. La firma resultante controlaría (antes de desinversiones) el 39% del mercado europeo. Y dejaba a FedEx y DHL (pero también a operadores medianos y pequeños) en una situación de debilidad. A su juicio, demasiada. De ahí que desde noviembre pasado UPS haya revisado tres veces su oferta para convencer a las autoridades europeas.
Sobre los 30 kilómetros de cintas transportadoras, los paquetes empiezan a danzar. A veces giran sobre sí mismos, como furiosos derviches; otras trazan una decidida recta; en ocasiones aminoran el paso. Una calma que los operarios aprovechan para hacer alguna comprobación manual. Pero este tiempo de tranquilidad es una rareza. Los sistemas automáticos de clasificación y la tecnología imponen su presencia. Pantallas táctiles, sorters y escáneres de códigos de barras se dispersan entre hileras de caminos en movimiento. De esta forma, 110.000 bultos se ordenan por hora en el centro de distribución que la firma de transporte urgente UPS tiene en Colonia (Alemania). Una ballena varada de 25 metros de altura, tres pisos y 30.000 metros cuadrados. La joya europea de la compañía estadounidense. Una infraestructura que este año concluye (tras requerir 150 millones de euros) su ampliación. Aunque también el esqueleto en la arena de la playa que recuerda el fiasco de la compra de TNT.
De hecho, la planta de Colonia daba bastante sentido a la adquisición del courier holandés. Significaba redoblar el interés de UPS por el mercado exprés europeo y, de paso, mirar más hacia Asia y Latinoamérica. Sin embargo, la empresa estadounidense ha retirado la oferta de compra (5.200 millones de euros) al saber que la Comisión Europea iba a decir que no. Nadie lo esperaba. Hace unas semanas, en ese mismo hub, Daniel Carrera, el primer ejecutivo de UPS en España, aseguraba a este periodista que la operación “iba bien” y que se habían contestado las objeciones de la Comisión.
Es más, una fuente que ha participado en la negociación llega más lejos en el origen del desacuerdo. El problema es que “la desinversión propuesta no era lo suficiente creíble [y entrecomilla esta palabra con los dedos en el aire] para Bruselas”. ¿A qué se refiere? Parte de los activos procedentes de las desinversiones que planteaban UPS y TNT para obtener el plácet europeo deberían, en principio, ir al operador francés DPD (Dynamic Parcel Distribution). Al menos esto era lo que ofrecía la firma americana. Pero la Comisión “nunca pensó que se pudiera convertir en un competidor creíble de la fusión UPS-TNT”, revela ese experto. Tampoco surtió efecto que TNT estuviera dispuesta a vender su negocio aéreo a la belga ASL Aviation Group.
Como era previsible, la noticia ha dolido mucho en UPS. “Estamos extremadamente disgustados con la postura de la Comisión Europea”, explicaba el consejero delegado, Scott Davis, el lunes en una nota. No entendían el veto a un proyecto que “apoyaba el crecimiento de Europa”. Tampoco lo ha encajado bien TNT, quien emplea la palabra “lamentable”. Era una unión “beneficiosa para accionistas, empleados y clientes”, puntualiza.
Da igual. La Comisión cada vez parece más estricta a la hora de aprobar operaciones que introduzcan sospechas sobre su repercusión en el mercado. En 2012 ya frustró la fusión entre NYSE Euronext y Deutsche Börse. O vendían, dijo, buena parte de su negocio, o nada. Algo similar ocurrió con la integración de Universal Music y EMI. Para que saliera adelante, esta última tuvo que deshacerse de un tercio de sus activos.
A pesar de ello, Jaime Pérez-Bustamante, socio responsable de estos temas del despacho Linklaters, cree que ni Bruselas ni España tienen “una posición dura” a la hora de aprobar estas iniciativas. El año pasado, asegura, de unas 50 o 60 operaciones, Competencia solo prohibió la que protagonizó Deutsche Börse. Sin embargo, es cierto que le gusta poco la concentración en determinados sectores.
En este caso, la autoridad europea tenía sus razones para desconfiar de los couriers. De haberse aprobado la compra, el mundo del transporte urgente se habría reducido a solo tres grandes jugadores: FedEx, UPS y DHL. Tanto es así que la fusión UPS y TNT hubiera controlado —según la publicación Transporte XXI— el 27,6% (4.735 millones de euros) del mercado exprés mundial, desbancando a FedEx del segundo puesto. Y todo a partir de un gigante de unos 38.000 millones de facturación.
Son números muy potentes, pero insuficientes para convencer al mercado. Desde que se supo que la operación fracasaba, UPS ha subido en Bolsa. Esto “significa que los accionistas de la paquetera estadounidense no veían la transacción con una seguridad total, debido a los riesgos que conllevaba la suma de las dos compañías y porque empeoraba a corto plazo las finanzas de la empresa americana”, detalla Daniel Pingarrón, analista de IG Markets. En esos mismos pensamientos (“al mercado no le encajaba el acuerdo”) anda Celso Otero, de Renta 4.
Desde luego, el buen momento en el parqué es poco consuelo para UPS, que ambicionaba, sobre todo, la potente red terrestre europea de TNT. En la práctica, el courier estadounidense había encontrado en esta fórmula una manera muy rápida de expandirse por Europa (el segundo mercado más importante del mundo para esta industria).
Sea como fuere, hay poco tiempo para lamerse las heridas. “La paquetera americana volverá a salir de compras este año y buscará una entidad que le aporte valor estratégico en el Viejo Continente para extender su negocio”, prevé Daniel Álvarez, analista de XTB. Pero las opciones son escasas. La francesa DPD no parece estar en venta, aunque quizá lo tendría más fácil con la británica GLS (General Logistics Systems).
Aun así, a pesar de ese empeño de normalidad, la situación para UPS será muy distinta. “No estoy de acuerdo con la decisión de la Comisión Europea, pero este fallo deja a DHL como líder del mercado, con una fuerte posición internacional tanto dentro como fuera de Europa”, observa Stephen Furlong, analista de la firma bursátil irlandesa Davy Research. La vuelta al status quo supone que DHL controla (datos a 2011 de Transporte XXI) el 29,8% del negocio exprés mundial, frente al 21% de UPS y el 7% de TNT.
Dentro de la decepción, UPS tiene menos razones para quejarse, ya que la más perjudicada ha sido TNT.
El lunes pasado, cuando se supo la noticia, la acción se desplomó un 41%. Cerró en 4,84 euros. Muy lejos de los 9,50 euros que ofrecía la empresa americana en el acuerdo. Los analistas ven que la compañía se queda muy sola, que pierde fuerza en China y Brasil y que soporta un debilitado negocio aéreo. “TNT tendrá que centrarse en una estrategia independiente y acelerar su propio programa de reducción de costes”, avisa Stephen Furlong. Obligada, la empresa reordena la casa. “Tenemos una posición fuerte en Europa, y vamos a intentar fortalecerla más”, señala un portavoz del courier holandés. Eso sí, al menos recibirá una compensación de 200 millones de euros de UPS por la operación fallida. Un consuelo pequeño para una empresa que quería ser un gigante.