Mercadona ha logrado convertirse en el líder español de la distribución por volumen de ventas aplicando la lógica y la racionalidad a su desarrollo y crecimiento-
Con este criterio se abrió hace cuatro años como una gran apuesta estratégica el almacén logístico de Ciempozuelos, Madrid, desde donde se reparten mercancías a sus centros de 23 provincias españolas, con una red de 400 supermercados.
El primer almacén totalmente automatizado de la cadena, que tuvo su origen en la idea de este grupo familiar de que lo que puede hacer una máquina no lo debe hacer el hombre.
Los 20.000 palés que hacen su recorrido diario completan un proceso totalmente mecanizado (la planta cuenta con 70.000 fotocélulas y 15.000 sistemas motorizados de movimiento automático de mercancías) que ha sido estudiado por las principales firmas multinacionales entre ellas la estadounidense Wal Mart, líder mundial del sector de distribución.
El complejo cuenta con 54.000 huecos para palés y otros 800.000 para formatos de caja. Sin apenas ruido (se oye la música ambiente en amplias zonas), el marasmo de robots perfectamente organizados va colocando en su sitio los palés con mercancías sin dejar un hueco libre, señalan fuentes de la empresa durante el recorrido del trayecto.
El almacén del siglo XXI, como le denominan en Mercadona, fue una apuesta que ahora se ve como un filón en la gestión y los resultados económicos, pero que provocó "cierta dosis de pánico a priori por el alcance y la dimensión de sus inversiones". Varios equipos de técnicos recorrieron Europa y Estados Unidos en busca de la tecnología más adecuada y finalmente, y siempre asumiendo el riesgo de lo nuevo, se apostó por la tecnología de la firma Witron para conseguir instalar el almacén que la propia familia Roig considera que es "la Capilla Sixtina de la logística comercial".
Se invirtieron 300 millones de euros y la compañía familiar, cuyo engranaje de funcionamiento interno ha llegado a ser estudiado en la Universidad de Harvard, se adentraba en un terreno que exigía un gran esfuerzo de organización. La empresa ha puesto en marcha el segundo de este nivel tecnológico en Villadangos del Páramo, León, tras las prestaciones que ha dado el centro de Ciempozuelos.
Los 200.000 metros cuadrados del almacén logístico cercano a Madrid siempre están a pleno rendimiento porque los 600 trabajadores que allí trabajan lo hacen en tres turnos por jornada en seis días a la semana.
En esta pequeña ciudad entran y salen a diario 3.000 camiones para carga y descarga, que vienen con cita previa como el que va al dentista. Ahora se está experimentando con camiones con gas para contaminar menos.
El grado de automatización del almacén hace que la plantilla sea de 600 personas en lugar de las 1.800 personas que serían necesarias si el complejo logístico fuera convencional. El trabajo de almacén es una de las tareas con más grado de penosidad por su exigencia de esfuerzo corporal y su carácter repetitivo. Por ello, la incorporación de tecnología es un mandamiento para la estrategia de recursos humanos que incide por supuesto en la rentabilidad de la empresa. "Nuestro leitmotiv es eliminar trabajos penosos, pero, por supuesto, buscamos la eficiencia y la rentabilidad para que se refleje en la cuenta de resultados", dicen los directivos de Mercadona.
La tecnología del centro permite que el 40% de la plantilla sean mujeres cuando en un almacén clásico este porcentaje no sobrepasa el 4% por el esfuerzo físico requerido. La conciliación de la vida laboral y familiar es otro de los renglones en el catón laboral de Mercadona y por ello no se olvidaron de abrir en las instalaciones del complejo un centro de educación infantil con capacidad para 100 niños para los hijos de los trabajadores que está abierto durante las horas de trabajo. Mercadona como norma no contrata a trabajadores que vivan a más de 15 minutos del centro de trabajo para evitar que a la vuelta de uno o dos años ya busquen y pidan el traslado a un centro más cercano a su domicilio.
Otra faceta que incide en la racionalidad de la que presume el grupo de distribución es lo que llaman la descarga silenciosa. A través de un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid han logrado que un tráiler (que lleva la carga de varios camiones de reparto) descargue a las tres de la mañana sin entorpecer el tráfico ni generar ruido en zonas muy castigadas por estos dos problemas como la calle de Bravo Murillo de Madrid, entre otras.
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